En esta primera semana de camino, han sido muchos los comentarios que los dos primeros capítulos nos han sugerido. Pero más que la cantidad está la calidad de los mismos. Os recomiendo que los leais porque muchos encierran sabiduría, humanidad y emoción.
Vamos ahora, y hasta el próximo 13 de febrero, a comentar los capítulos 3 y 4.
En el capítulo 3 encontramos, como si de una acuarela se tratara, un retrato del pueblo: de su fisonomía y de sus gentes. Las preguntas que os sugiero que comentéis son éstas (recuerda que no es necesario que respondas a todas o que puedes comentar otras cuestiones que te hayan interesado):
Delibes describe de forma extraordinaria el pueblo: "Le gustaba al Mochuelo sentir sobre sí la quietud serena y reposada del valle, contemplar el conglomerado de prados, divididos en parcelas y salpicados de caseríos dispersos. Y, de vez en cuando, las manchas oscuras y espesas de los bosques de castaños o la tonalidad clara y mate de las aglomeraciones de eucaliptos. A lo lejos, por todas partes, las montañas, que, según la estación y el clima, alteraban su contextura, pasando de una extraña ingravidez vegetal a una solidez densa, mineral y plomiza en los días oscuros". Y tú, ¿qué recuerdos tienes de esos lugares personales de la infancia? ¿cómo eran? ¿han cambiado mucho?
A Roque el Moñigo le dan miedo las estrellas y todas esas cosas que no se abarcan o no se acaban nunca. ¿Recuerdas qué te inspiraba miedo cuando eras niño/a? ¿Por qué el Moñigo no quiere que Daniel el Mochuelo hable de esos miedos a nadie?
¿Estas de acuerdo con el pensamiento de Daniel el Mochuelo de que "Las calles, la plaza y los edificios no hacían un pueblo, ni tan siquiera le daban fisonomía. A un pueblo lo hacían sus hombres y su historia"?
Uno de los males del pueblo es el individualismo -según leemos en el texto. ¿Crees que ese mal también es aplicable a nuestros barrios, pueblos o ciudades?